Hace unos años, cuando era más jovencillo y bastante tímido me paso una historia. Un día como cualquier otro muy temprano por la mañana saliendo a toda de prisa de casa, para irme al curro. En ese entonces debía coger un autobús para que me llevara hasta allí. Pero como siempre sucedía iban a tope de gente. Debía coger ese autobús, porque, si lo dejaba pasar llegaría tarde. Voy me subo como puedo, solo logro sitio en la escalerilla de las puertas del autobús me cojo del hierro para no caer, vamos todos muy apretados. A la altura que me pude coger del hierro solo llegue a nivel del paquete de otro tio. A los pocos instantes de llevar la mano puesta ahí, empiezo a notar unos movimientos extraños y no es propio de los movimientos del autobús, estos eran muy suaves hechos con delicadeza y para que nadie más pudiera percatarse de que los hacia, salvo a quien iban dirigidos. Muy pronto noto una presión más fuerte y cada vez más dura contra mi mano. Yo estaba muy cortado no me creía lo que me estaba pasando, pensaba que si sacaba la mano ó algo se iban a dar cuenta el resto de las personas. Mi timidez de entonces me impedía mirarle a la cara, pero, luego de un momento me animé a mirarle cuidadosamente para evitar que se diera cuenta. Le veo, un chaval joven, vestido de traje y bastante guapo. Pienso, pues no quitare la mano. Él seguía con sus suaves movimientos entonces podía sentir, traspasar aquella delicada y fina tela del pantalón todo aquello que había de tras estaba fuerte, viril, excitado, entonces moví mis dedos muy lentamente para que notara que respondía a su excitación, él siguió, hasta el momento que ya era la hora de su parada. Todos los que estábamos allí tuvimos que movernos para dejarle salir, yo esperaba alguna respuesta cuando pasara por mi lado pero nada, solo una mínima mirada y su camino libre. Pero al girar la cabeza a mirarle le vi, cogido de la mano de su novia que en todo momento es tubo a su lado
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